El consejo de los 300.000€
Un evento en Pittsburgh en 1890. Uno de los industriales más ricos de la historia a un lado. Un joven consultor a otro. Y una apuesta de por medio.
Richard Rumelt en su libro Good Strategy / Bad Strategy se hace eco de una historia apócrifa con dos personalidades claves en la industria norteamericana de finales del siglo XIX.
Por un lado tenemos a Andrew Carnegie, un poderoso industrial gracias a sus inversiones en el acero, y considerado también uno de los estadounidenses más ricos de la historia.
En el otro lado, Frederik Taylor, uno de los primeros consultores y autor de Principles of Scientific Management, un tratado donde sentaría las bases de su teoría de organización del trabajo que ha llegado hasta nuestros días con el acrónimo de Taylorismo.
De acuerdo a Rumelt, Carnegie y Taylor coincidieron en un evento en Pittsburgh en 1890. Carnegie, quién parecía poner en duda las habilidades de Taylor, le lanzó un reto. Le ofreció 10.000$, cerca de 300.000€ de hoy en día, si era capaz de darle un consejo sobre gestión que mereciera la pena escuchar.
Taylor respondería con una sencilla indicación:
“Mr. Carnegie, mi consejo sería que hiciera una lista de las diez cosas más importantes que pueda hacer. Y entonces, empiece a hacer la número uno.”
De acuerdo a la historia, Taylor recibiría un cheque de 10.000$ a la semana siguiente.
¿Vale los 300.000€ el consejo de Taylor?
La simplicidad del consejo de Taylor roza lo ridículo. Y sin embargo, a veces las cosas más sencillas son las más difíciles de conseguir.
El simple hecho de detenernos a pensar y construir esa lista de prioridades ya tiene valor en sí mismo. Nuestro cerebro es tremendamente eficiente en evitar hacer cualquier esfuerzo. Por defecto navegamos con el piloto automático puesto dejándonos llevar por el día a día.
El ejercicio de hacer una lista es importante porque nos obliga a elegir. Nos obliga a elegir qué hacer, y sobre todo, qué no hacer.
Pero el consejo de Taylor no acababa ahí. También le recomienda a Carnegie que empiece por la primera. Si la hemos colocado la primera es porque es lo más importante, es probablemente aquello donde más beneficio obtendremos de enfocar nuestro tiempo y recursos.
De nuevo, parece estúpidamente sencillo. Pues claro que deberíamos poner nuestro tiempo ahí, por algo es la primera. Sin embargo, ¿cuánto tiempo perdemos en nuestro día a día en prioridades que no son de lejos la más importante? ¿Son importantes? Seguro, están en la lista ¿Son lo más importante y allí dónde vamos a obtener más retorno por nuestro tiempo? No.
Podemos complementar la historia de Carnegie y Taylor con otra más actual de Warren Buffet. Esta cuenta el método que le propuso a un empleado para conseguir sus metas. Consistía en 3 pasos:
Listar 25 cosas que le ayudarían a conseguir sus metas
Rodear los 5 más importantes
Marcar los otros 20 como aquellas cosas en las que no debía invertir un minuto de su tiempo
En palabras del propio Buffet:
“Everything you didn’t circle just became your ‘avoid at all cost list’. No matter what, these things get no attention from you until you’ve succeeded with your top 5.”
Buffet entiende la tendencia natural que tenemos a repartir nuestros esfuerzos entre distintas prioridades. De ahí que nos fuerce a eliminar cosas de nuestra lista de forma que no nos robe un minuto de nuestro tiempo sobre las cosas realmente importantes.
Leyendo este artículo lo relaciono con lo que decía Jason Fried, el CEO de 37signals, cuando hablaba de hacer uso de “Binarios” en vez de “Prioridades”. Decía que a la hora de elegir qué hacer a continuación la respuesta es siempre binaria: “Sí” o “No”, “Ahora” o “No ahora”, “Hazlo” o “No lo hagas”. El “Tal vez” es un “No” por ahora.
Fuente: world.hey.com/jason/binaries-over-priorities-2f703f91
Relacionándolo con tu artículo, sería como elegir lo más importante ahora mismo y hacerlo, y una vez terminado elegir lo segundo más importante en ese momento y hacerlo, y seguir así hasta que ya sea suficiente. La clave es no hacer el esfuerzo inicial de priorizar todo lo más importante en una lista que se parece mas bien a un backlog, sino hacer la elección justo al terminar lo último más importante en aquel momento.
Simón, ¡muy buen artículo, como todos los que haces!